lunes, 12 de abril de 2010
Última parte blog de directivos de Educrianza
jueves, 8 de abril de 2010
2da. parte Blog de directivos de Educrianza
martes, 6 de abril de 2010
Participación en el blog de directivos de Educrianza
Comparto con ustedes con gran alegría una pequeña colaboración que he realizado al blog de directivos de Educrianza, sitio perteneciente a Educared, que cuenta con un valiosísimo material relacionado a la infancia y en el cual se dictan cursos virtuales muy interesantes.
Agradezco enormemente a Mariana Contreras, responsable de este espacio, la invitación para realizar esta contribución con el tema del Ingreso al Jardín y el proceso de adaptación que desarrollamos en el taller de crianza del mes pasado en Maternarte.
Pueden acceder al post desde Educared ingresando a: http://www.educared.org.ar/infanciaenred/ y luego haciendo clic en el sector de Educrianza o directamente desde el link al blog de directivos de Educrianza: http://www.educared.org.ar/infanciaenred/educrianza_blog/2010/04/el_ingreso_al_jardin_de_infant.asp#more
Pronto tendremos novedades de la segunda parte de este material.
Hasta entonces!
Psp. Ma. Fernanda Vanni
fotito del blog de directivos de Educrianza
jueves, 18 de marzo de 2010
Conclusiones taller: El ingreso al Jardín de infantes
idan llevar al bebé al Jardín suelen aparecer dudas y sentimientos de culpa.
La tarea de cuidar y educar a los niños pequeños generalmente es compartida desde muy temprano ya sea con abuelos, tíos, vecinos o niñeras. El Jardín Maternal es una forma más de compartir la crianza que cobró popularidad en los últimos tiempos. Por otro lado los colegios privados y algunas escuelas, incorporaron salas de 3 años, luego de 2 y hasta de deambuladores. Las opciones en cuánto a con quién “dejar al bebé” se fueron ampliando.
Entonces ¿qué hacer con el bebé cuando necesitamos dejarlo al cuidado de otros? Concluimos que no existe una única solución que se pueda imponer sobre las otras como la correcta.
Cuánto más pequeño es el bebé más necesita de la fusión emocional con su madre, más contacto piel a piel, más brazos, más caricias. A medida que el niño comienza a deambular y a explorar el mundo, comienza a ganar en autonomía y poco a poco irá logrando reconocerse a sí mismo como un ser diferente. Luego comenzará a disfrutar del contacto con otros, pares que comparten con él el espacio de juego pero con los que aún no establecerá relación ni intercambio. Un tiempo después se darán las primeras interacciones con otros niños y más adelante el verdadero juego grupal y de roles. Todo esto implica tiempo, no se logra de un día para otro ni por “imposición” de los adultos.
Por otra parte, así como cada niño es único, cada familia también lo es. Por lo tanto los papás tendrán que repensar qué es lo que esperan de su familia, cuales son sus ideas y proyectos, qué lugar le darán a la crianza y la educación de los niños, con qué apoyos cuentan…
Algunas preguntas que pueden ayudar a tomar la decisión:
¿Qué tipo de institución queremos? Grande, pequeña, familiar…
¿Qué tipo de institución necesita este hijo en particular? (Hay niños más o menos extrovertidos, más o menos seguros e independientes, niños que disfrutan el contacto social prolongado y niños que no. Cada hijo es diferente…)
¿Preferimos una Escuela para que luego continúe la escolaridad en la misma?
¿Preferimos un Jardín Maternal que se dedica exclusivamente a niños de esta edad y es un ámbito más pequeño?
“proceso” porque no puede (o al menos, no debería...) limitarse a un tiempo estipulado de ante mano. Cada niño va a vivirlo de acuerdo a su subjetividad, a sus características y las de su medio familiar. Existe una 1º Adaptación al Jardín, luego podrán darse otras a lo largo de las distintas etapas (cada nuevo año, cada cambio de maestra o de institución…), que podrán provocar desequilibrios en la adaptación inicial o no. Este proceso gradual y lento suele presentar altibajos. Por todo esto el tiempo de la 1° adaptación es muy relativo y puede abarcar desde días hasta meses… No nos olvidemos que como cualquier situación nueva, el proceso de adaptación es un momento de aprendizaje.
Es fundamental ponerse en el lugar del niño, intentar "mirar" desde su punto de vista, para estar atentos a lo que sienten y poder acompañarlos en esta etapa de cambios y descubrimientos.
Para hacer este ejercicio, en el taller compartimos una linda experiencia en la cual algunas participantes se animaron a tomar el rol de "niños" mientras las demás las acompañaban en el ingreso al Jardín. Fue un momento muy enriquecedor porque permitió sentir desde el cuerpo, las sensaciones, los aromas, los sonidos, todo lo que implica ingresar a "un mundo nuevo", el del Jardín de infantes... Compartimos con ustedes algunas imágenes...
Gracias a las participantes por animarse a pensar el ingreso al Jardín y el proceso de adaptación desde el lugar de los niños!!! Mucha suerte en esta etapa!
Hasta el próximo encuentro...
domingo, 28 de febrero de 2010
Taller de crianza: El ingreso al Jardín...

martes, 26 de mayo de 2009
Niños que muerden... ¿Qué hacer?
Aunque el morder es bastante habitual entre los niños más pequeños, evidentemente es una conducta que molesta y que es potencialmente dañina. Intentar comprender porqué los niños muerden puede ayudarnos a disminuir estas conductas y enseñarles otras maneras de expresar lo que sienten.
Los niños pequeños muerden por diferentes razones, entre ellas:
- Algunos muerden de manera experimental, a su mamá o a la persona que les hace upa… Los adultos deben comunicarle inmediatamente que eso no se hace. Estos niños suelen morder para tocar, oler, "saborear" a otra persona, es una forma de aprender y acercarse al mundo que los rodea. En el primer año de vida sienten esa necesidad de experimentar. Se les pueden ofrecer objetos y juguetes de distintos colores para que exploren. En algunos bebés la mordida puede estar motivada por el dolor de la dentición, en este caso es bueno ofrecerle algún mordisco que lo calme.
- Otros muerden por haber experimentado una frustración (cuando no logran llamar la atención de un adulto, o cuando desean el juguete que tiene su compañero…) Aunque quizás no tenían la intención de dañar a otro, los adultos deben enseñarles que esa conducta no fue adecuada. Se debe atender al niño mordido en primer lugar y luego, explicarle al niño que mordió que eso duele y no se hace. Es importante enseñarles a los niños un lenguaje apropiado para expresar lo que sienten o para obtener lo que quieren de tal manera que puedan expresarse verbalmente y no recurran a conductas agresivas.
- Algunos niños muerden cuando se sienten amenazados, y lo hacen como autodefensa. En estos casos necesitan que les brindemos seguridad. Las causas por las que el niño puede sentirse amenazado son varias: conflictos o cambios recientes en su ambiente familiar, cambios en el jardín, incluso un par que quiere el mismo juguete que él puede ser percibido como amenanzante.
- Otros niños experimentan una fuerte necesidad de autonomía y control. Cuando observan la respuesta que obtienen al morder, sienten su "poder" en la situación. En estos casos es necesario fomentar conductas sociales saludables tales como compartir, esperar su turno, agradecer…
Hay que tener en cuenta que las causas puede ir variando en los distintos episodios y momentos de la vida. Nunca hay una sola razón y como siempre decimos no existen relaciones lineales causa -efecto.
Cabe aclarar que nunca se debe responder al niño con reacciones agresivas como golpes o nuevas mordidas ya que estariamos comunicando que la agresividad es una forma apropiada de expresar las emociones.
Es fundamental trabajar en conjunto desde el hogar y desde el Jardín de Infantes, ya que de nada serviría que se intente una solución en un ámbito si esta conducta es permitida en el otro. Padres y maestros pueden trabajar para identificar las razones haciéndose preguntas como: ¿en qué momento suele pasar?, ¿lo hace con la misma persona?, ¿hubo algún cambio reciente en su vida? ¿lo hace en un ámbito y no en otros?… Así se podrá comprender al niño en su situación particular.
En la mayoría de los casos los niños que muerden lo dejan de hacer en la medida en que amplian su vocabulario y aumentan sus habilidades expresivas. Esto suele ocurrir alrededor de los tres años de edad.
Si bien es una conducta que puede considerarse esperable en estas edades eso no significa que debemos dejarla pasar. Es importante poner límites cuando sea necesario, enseñar pautas de comportamiento y sobre todo comprender al niño acompañándolo en el desarrollo de maneras saludables de expresar las necesidades y emociones.
Psp. Ma. Fernanda Vanni
sábado, 28 de marzo de 2009
El ingreso al Jardín y el temido proceso de "adaptación"

El Jardín Maternal o de Infantes, suele ser el primer lugar (fuera del ámbito familiar) al que el niño se integra. Cuando se produce ese ingreso, comienza la llamada “Adaptación”. Aquí suele darse la primera separación de los padres y es importante vivirla de una manera saludable.
La adaptación es un “proceso” que no puede limitarse a un tiempo estipulado de ante mano. Cada niño va a vivirlo de acuerdo a su subjetividad, a sus características y las de su medio familiar. Existe una 1era. Adaptación al Jardín. Luego podrán darse otras a lo largo de las distintas etapas, que pueden provocar desequilibrios en la adaptación inicial o no. Es un proceso gradual y lento que puede llevar sus altibajos. Por todo esto el tiempo de la 1° adaptación es muy relativo de unos días hasta unos meses…
Esta etapa genera ansiedades tanto en los niños como en los adultos. Suele pasar que a menor edad del bebé o niño, mayores son las inseguridades de los mayores.
Algunas de las reacciones de los niños durante este proceso son: llanto cuando se prepara para ir al Jardín, durante el camino o al llegar, aferrarse a la persona que lo lleva y gritar si se lo quiere separar, quedarse en el Jardín pero llorando o llorar cuando lo van a buscar al ver a las figuras familiares… Cada niño reaccionará a su manera, cada uno es único y diferente.
Es común que los papás piensen que estas conductas se deben a la edad del niño, a que es muy pronto para dejarlo, a que hay algo que no le gustó del Jardín, de los compañeros o la maestra. En realidad las causas suelen ir por otro lado. Ellos viven esta separación como un hecho definitivo y difícil de soportar, les cuesta entender que se quedarán solo unas horas y luego volverán al entorno familiar. Viven un sentimiento ambivalente, un “QUIERO, pero NO QUIERO quedarme", (aunque a veces no puedan expresarlo con palabras.) por un lado está el deseo de conocer o reencontrarse con amigos, por el otro, el temor a separarse de sus familiares.
Hay niños que superan esta etapa con mayor facilidad, muchas veces por las experiencias que han vivido anteriormente en su medio familiar. Sin embargo, la mayoría atraviesa lentamente este proceso y es importante que los comprendamos para poder ayudarlos y acompañarlos en esta nueva etapa, superando a la vez nuestras propias angustias. No nos olvidemos que como cualquier situación nueva o de cambios, el proceso de adaptación es un momento de aprendizaje.
¿Cómo ayudarlos?
· Los adultos dan seguridad a los niños. Si ellos perciben nuestras dudas y temores no se sentirán seguros para quedarse en el Jardín. Si perciben lo importante que es para nosotros y la confianza que depositamos en las Srtas. podrán superar este trance más fácilmente.
· Informarle unas semanas antes para que no lo tome de sorpresa. Aclararle que si bien no estará con los familiares, todos los días lo acompañarán y lo irán a buscar. Puede ser útil comentar las experiencias escolares de hermanos, primos o amiguitos cercanos. (Informar sin insistir constantemente)
· Es importante respetar las indicaciones que dan las maestras como por ej. el tema de los horarios con los cuales se intenta ayudar al niño a realizar un proceso gradual. Si le dijimos que en una hora lo buscamos y lo dejamos tres, él imagina que no iremos, que nos olvidamos, que nos pasó algo, y así aumenta su inseguridad.
· Es fundamental que una vez que comenzó a ir al Jardín se logre cierta continuidad. Conviene que asista regularmente, todos los días, esto permitirá que el proceso se desarrolle en el menor tiempo posible. Si va dos veces por semana y los demás días “nos convence” para que no lo llevemos, tratará de inventar siempre algo nuevo para evitar ir y cuando lo llevemos la adaptación se hará más difícil.
· Ante las reacciones que pueden aparecer los primeros días es conveniente ser sinceros y no mentirles para salir del paso : “mamá se queda”, “no llores que no me voy”. Son cosas que no podemos cumplir. Cuando el niño percibe que se lo engañó se generan sentimientos de desconfianza que no ayudan a la adaptación.
· No enojarse con el niño por su llanto o berrinches, ya que esto genera más angustia y no permite superar la situación. Traten de acompañarlo, responder sus dudas, explicarle los motivos por los cuales va al Jardín. (No solo porque papá y mamá trabajan, sino porque va a conocer otros chicos, va a tener amigos, va a aprender cosas nuevas, va a jugar…)
· Muchos niños se sienten más seguros llevando algún objeto familiar o juguete al Jardín. Consulten esta posibilidad con la señorita. Ese objeto representa todo lo “conocido”, “lo familiar”, y le brinda confianza para enfrentarse a la situación nueva. Poco a poco no lo necesitará más y él mismo decidirá dejarlo en casa.
· Es conveniente no abusar de los “premios”. Muchas veces se le promete que si se queda sin llorar le darán algo que le gusta. Si bien esto puede ayudar en el momento, a la larga el niño no encontrará una verdadera motivación para ir al Jardín ni lo verá como algo positivo. Cuando ese premio falte pueden surgir problemas.
Vivamos esta etapa de la mejor manera posible. Recordemos que cada una de estas experiencias formará parte de la historia personal del niño y de cada uno de nosotros.
¡Hasta la próxima!
Psp. Ma. Fernanda Vanni
fotito en flickr, de MAXEDITHCANDEJUNIOR
martes, 9 de septiembre de 2008
La adaptación al Jardín
Había una vez una familia de conejos que vivía alegre en el campo. Cierto día nació un nuevo integrante de la familia al que llamaron Pom-pom.
Mamá y papá conejos estaban muy felices con su hijito. ¡Era tan tierno! Iba a necesitar mucho cariño y cuidados. Sin embargo, algo los preocupaba… No podían quedarse todo el día junto a él, necesitaban continuar con sus tareas cotidianas.
Una mañana cuando papá salió en busca de comida volvió con una noticia fantástica que comunicó rápidamente a mamá coneja. Ambos se entusiasmaron con la idea aunque tenían muchas dudas, culpas y ansiedades.
Durante algunos días hubo nervios y preparativos en la madriguera. Papá y mamá hablaban de un lugar maravilloso, pero Pom-pom que todavía no podía comunicarse, sólo escuchaba y miraba atento todo ese revuelo.
Todos los días los papás conejos salían a pasear con Pom-pom. Pero un día lo llevaron a un lugar totalmente nuevo para él. Era un hermoso lugar, justo en medio del campo, cerquita de casa. El pasto era de un verde especial, las flores multicolores; se oían sonidos suaves y voces dulces… Pom-pom estaba asombrado y alegre, aunque percibía que algo extraño pasaba y que mamá y papá se mostraban un poco tensos.
Entraron contentos los tres y los recibió la Srta. Coneja muy amable y sonriente. Pom-pom la observaba agarrado de la pata de papá y de la oreja de mamá.
Todo iba bien hasta que de pronto Pom-pom se encontró solo y al mirar a su alrededor vio que mamá y papá ya no estaban. Estaba lleno de “Pom-pones” y algunas Srtas. Conejas. Lloró un buen rato y pidió por sus papás… En algunos momentos las canciones de las Srtas Conejas lo tranquilizaron, en otros momentos sentía una angustia muy grande y unas profundas ganas de volver a casa. Llegó a pensar que no volvería a ver su campo, su madriguera, sus papás… Pero después de unas horas los papás volvieron a buscarlo y lo llevaron devuelta a casa.
Esta historia se repitió unos días pero luego Pom-pom comprendió que en este nuevo lugar, había muchas cosas lindas para hacer, compartir y aprender, y que papá y mamá siempre volverían por él.
Otros conejitos llegaban al campo de las Srtas. Conejas durante el año. Algunos entraban seguros y contentos, otros con lágrimas escondidas, algunos descubrían solos que papá y mamá se habían ido, otros los saludaban cuando estos se marchaban, claro que a veces el saludo no era acompañado por sonrisas pero con el transcurrir de los días, entre juegos, canciones y mimos, con otros conejitos y con las Srtas. Conejas el campo se volvía más brillante y colorido que antes y, poquito a poco se tornaba tan cercano y conocido como la propia madriguera.
Y Colorín colorado, este Conejo se ha adaptado!!!
(escrito por Psp. María Fernanda Vanni para el trabajo con padres en el proceso de adaptación de los niños al Jardín Materna)
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Nuestro bebé comenzará el Jardín...
Cualquiera sean los motivos suelen aparecer dudas y sentimientos de culpa. Social y culturalmente, cuesta aceptar que se puede ser “buenos padres” y al mismo tiempo tener libertad para hacer otras cosas. En realidad la tarea de cuidar y educar a los niños pequeños generalmente es compartida desde muy temprano ya sea en casa con abuelos, tíos, vecinos o con niñeras. El Jardín Maternal es una forma más de compartir la crianza.
Sabemos que los bebés perciben las inseguridades de los adultos. Cuando los padres se muestran seguros al llevarlo al jardín, estos sentimientos saludables son transmitidos al bebé y el proceso de separación se desarrolla con más facilidad para ambos.
Por eso es importante que los papás hayan visitado el lugar previamente, hayan conocido al personal y establecido cierta confianza de tal manera de empezar a ver al Jardín como un lugar familiar en el cual pueden expresar sus dudas y encontrar respuestas a sus inquietudes.
Es interesante reparar en las palabras que solemos emplear para hablar del tema: es diferente decir “dejé al bebé en el Jardín” que “llevé al bebé al Jardín”. Después de todo no se trata de una separación definitiva ni de un abandono, nos separamos solo por unas horas y luego nos reencontramos. Si nosotros nos sentimos tranquilos comunicamos esa tranquilidad al pequeño.
Algunas orientaciones:
· Tratar de que la separación sea un PASAJE y no una RUPTURA. Un pasaje desde el medio familiar, al medio social en este caso representado por la institución.
· Respetar el llamado “período o proceso de adaptación” que el Jardín establece. Esta etapa es tan importante para el bebé como para sus familiares, ambos conocerán un ambiente nuevo y aprenderán a estar separados durante ciertas horas.
· Tratar de mantener la calma en los momentos previos a llevarlo al Jardín y sobre todo cuando lo buscan. De esta manera el bebé pasa de un ambiente a otro sin sobresaltos. Él necesita tiempo para reconocer la voz familiar, el olor, los brazos... Es bueno evitar ser demasiado efusivos, apretarlo y besarlo excesivamente, sino más bien hablarle suavemente conectándose también desde lo corporal; todo esto lo ayuda a reconocer a sus familiares, reencontrarse con ellos y no pasar bruscamente de un contexto a otro.
El desafío está planteado, lo importante es que todas las personas que contribuimos de algún modo en la crianza (ya sea en el medio familiar, como en el Jardín) encontremos la coherencia y la complementariedad necesarias y colaboremos fortaleciendo nuestros vínculos en beneficio del niño.