sábado, 28 de marzo de 2009

El ingreso al Jardín y el temido proceso de "adaptación"

El Jardín Maternal o de Infantes, suele ser el primer lugar (fuera del ámbito familiar) al que el niño se integra. Cuando se produce ese ingreso, comienza la llamada “Adaptación”. Aquí suele darse la primera separación de los padres y es importante vivirla de una manera saludable.

La adaptación es un “proceso” que no puede limitarse a un tiempo estipulado de ante mano. Cada niño va a vivirlo de acuerdo a su subjetividad, a sus características y las de su medio familiar. Existe una 1era. Adaptación al Jardín. Luego podrán darse otras a lo largo de las distintas etapas, que pueden provocar desequilibrios en la adaptación inicial o no.  Es un proceso gradual y lento que puede llevar sus altibajos. Por todo esto el tiempo de la 1° adaptación es muy relativo de unos días hasta unos meses…

Esta etapa genera ansiedades tanto en los niños como en los adultos. Suele pasar que a menor edad del bebé o niño, mayores son las inseguridades de los mayores.

Algunas de las reacciones de los niños durante este proceso son: llanto cuando se prepara para ir al Jardín, durante el camino o al llegar, aferrarse a la persona que lo lleva y gritar si se lo quiere separar, quedarse en el Jardín pero llorando o llorar cuando lo van a buscar al ver a las figuras familiares… Cada niño reaccionará a su manera, cada uno es único y diferente.

Es común que los papás piensen que estas conductas se deben a la edad del niño,  a que es muy pronto para dejarlo, a que hay algo que no le gustó del Jardín, de los compañeros o la maestra. En realidad las causas suelen ir por otro lado. Ellos viven esta separación como un hecho definitivo y difícil de soportar, les cuesta entender que se quedarán solo unas horas y luego volverán al entorno familiar. Viven un sentimiento ambivalente,  un “QUIERO, pero NO QUIERO quedarme", (aunque a veces no puedan expresarlo con palabras.) por un lado está el deseo de conocer o reencontrarse con amigos, por el otro, el temor a separarse de sus familiares.

Hay niños que superan esta etapa con mayor facilidad, muchas veces por las experiencias que han vivido anteriormente en su medio familiar. Sin embargo, la mayoría atraviesa lentamente este proceso y es importante que los comprendamos para poder ayudarlos y acompañarlos en esta nueva etapa, superando a la vez nuestras propias angustias. No nos olvidemos que como cualquier situación nueva o de cambios, el proceso de adaptación es un momento de aprendizaje.

¿Cómo ayudarlos?

·         Los adultos dan seguridad a los niños. Si ellos perciben nuestras dudas y temores no se sentirán seguros para quedarse en el Jardín. Si perciben lo importante que es para nosotros y la confianza que depositamos en las Srtas. podrán superar este trance más fácilmente.

·         Informarle unas semanas antes para que no lo tome de sorpresa. Aclararle que si bien no estará con los familiares, todos los días lo acompañarán y lo irán a buscar. Puede ser útil comentar las experiencias escolares de hermanos, primos o amiguitos cercanos. (Informar sin insistir constantemente)

·         Es importante respetar las indicaciones que dan las maestras como por ej. el tema de los horarios con los cuales se intenta ayudar al niño a realizar un proceso gradual. Si le dijimos que en una hora lo buscamos y lo dejamos tres, él imagina que no iremos, que nos olvidamos, que nos pasó algo, y así aumenta su inseguridad.

·         Es fundamental que una vez que comenzó a ir al Jardín se logre cierta continuidad. Conviene que asista regularmente, todos los días, esto permitirá que el proceso se desarrolle en el menor tiempo posible. Si va dos veces por semana y los demás días “nos convence” para que no lo llevemos, tratará de inventar siempre algo nuevo para evitar ir y cuando lo llevemos la adaptación se hará más difícil.

·         Ante las reacciones que pueden aparecer los primeros días es conveniente ser sinceros y no mentirles para salir del paso : “mamá se queda”, “no llores que no me voy”. Son cosas que no podemos cumplir. Cuando el niño percibe que se lo engañó se generan sentimientos de desconfianza que no ayudan  a la adaptación.

·         No enojarse con el niño por su llanto o berrinches, ya que esto genera más angustia y no permite superar la situación. Traten de acompañarlo, responder sus dudas, explicarle los motivos por los cuales va al Jardín. (No solo porque papá y mamá trabajan, sino porque va a conocer otros chicos, va a tener amigos, va a aprender cosas nuevas, va a jugar…)              

·         Muchos niños se sienten más seguros llevando algún objeto familiar o juguete al Jardín. Consulten esta posibilidad con la señorita. Ese objeto representa todo lo “conocido”, “lo familiar”, y le brinda confianza para enfrentarse a la situación nueva. Poco a poco no lo necesitará más y él mismo decidirá dejarlo en casa.

·         Es conveniente no abusar de los “premios”. Muchas veces se le promete que si se queda sin llorar le darán algo que le gusta. Si bien esto puede ayudar en el momento, a la larga el niño no encontrará una verdadera motivación para ir al Jardín ni lo verá como algo positivo. Cuando ese premio falte pueden surgir problemas.

Vivamos esta etapa de la mejor manera posible. Recordemos que cada una de estas experiencias formará parte de la historia personal del niño y de cada uno de nosotros. 

¡Hasta la próxima!

Psp. Ma. Fernanda Vanni

fotito en flickr, de MAXEDITHCANDEJUNIOR